miércoles, 31 de octubre de 2007

¿Cómo poder expresar el límite?


A la pregunta de cómo es posible expresar este sentido de "límite" que se da en el hombre, Mauricio Beuchot, filósofo mexicano, nos dice que es a través de la analogía y el ícono como podemos “abrir nuestros pensamientos a encuentros inesperados”. Así, vemos la doble función del límite, no es sólo un restrictivo de conocimiento, como tradicionalmente se concibe, sino que, a la vez, descubre que somos capaces de encontrar respuestas con una lógica diferente, “una lógica del corazón” como propondría Pascal. Por eso, explicar los límites del hombre, Dios, y el mundo, es una prueba espiritual que el hombre debe enfrentar.


¿Cómo dar cuenta del límite?


El lenguaje poético, que contenga a la vez metonimia y entimemas, es la más cercana manera de expresar el sentimiento de la captación del límite.

Considero que el siguiente poema de San Juan de La Cruz puede ayudar a describir la mística del límite que propone Beuchot, y con ello me puedo extender en más detalles de su filosofía, no sólo enfocado a lo divino, sino al hombre y el mundo mismo:

Tras de un amoroso lance
y no de esperanza falto
volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

Esta primera estrofa, según mi interpretación, representa lo que Beuchot podría considerar como aquel impulso amoroso que nos jala a entender lo otro que a la vez somos nosotros. Mostrándonos que no es del todo diferente y que podemos captar lo análogo entre figuras distintas; dar a la caza alcance.


Cuando más alto subía,
deslumbróseme la vista,
y la más fuerte conquista,
en oscuro se hacía;



En esta segunda estrofa es fuerte el manejo que San Juan de La cruz le otorga a la oscuridad como una forma de acceder a lo divino. Beuchot nos propone, para superar los límites de la modernidad, un claroscuro. Ahora bien, para él la analogía distiende más hacía lo equívoco que a lo unívoco, es así que considero que en el lance a la comprensión de lo otro, en Beuchot también habrá más oscuridad que luz.


Cuanto más alto llegaba
de este lance tan subido,
tanto más bajo y rendido
y abatido me hallaba;
dije: no habrá quien alcance;
y abatíme tanto, tanto,
que fui tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

En los primeros cinco renglones, se puede enunciar el abatimiento que expresa la posmodernidad al sentir que no hay fundamentos para el conocimiento, y que estamos desgastándonos en buscarlos. Beuchot, en negativa a esto, dice que, en vez de caer en aquel nihilismo exagerado, debemos comprometernos con una desesperanza esperanzadora; abatíme tanto, que le di a la caza alcance. La caza es el objetivo, que aunque se nos escape de las manos, nos ayuda a fundamentar de sentido y valor nuestra vida.

Por una extraña manera
mil vuelos pasé de un vuelo,
porque esperanza de cielo
tanto alcanza cuanto espera.



En esta última estrofa se percibe cómo de un límite superado se abren mil más. La interpretación de lo otro puede se infinita, pues nunca llegaremos a comprenderlo en su totalidad. Le daremos alcance a un primer objetivo, pero de él surgirán más, pues la realidad es devenir, un constante fluir de lo diferente. Esta estrofa, también representa el concepto de Frónesis tan importante en la filosofía de Beuchot. Hay que ser mesurados al querer alcanzar los objetivos que se desean; Tanto alcanza cuanto espera.
La comprensión de lo otro, resulta un límite que, dentro de la filosofía de Mauricio Beuchot, es posible de asimilar mediante una hermenéutica analógica-icónica. Una interpretación que recurra al símbolo y al ícono para dar cuenta de la unión y separación que el otro manifiesta. Considero que su filosofía es un pensamiento comprometido con la pregunta acerca de lo real. Lleva en su interpretación un optimismo que no cae en lo ingenuo, sino más bien, en la búsqueda de un bien común que también respete diferencias. El límite también puede traducirse como respeto.

Bibliografía:
-Mauricio Beuchot, Los límites esenciales de la hermenéutica. UNAM. México, 2002.
-Mauricio Beuchot: ensayo titulado El vuelo de la razón simbólica o cómo remontar los límites del sentido.
-Mauricio Beuchot, Las caras del símbolo: el ícono y el ídolo. Caparros editores.

2 comentarios:

Enrique dijo...

No tengo nada que objetar a tu lectura, y además desconozco los modelos de los que se sirve Beuchot para alcanzar una finalidad tan difusa, como reducir la confusión de signos o abrazar la equivocidad como muestra la figura del claroscuro. ¿Así se alcanzan universales respetuosos de las diferencias? ¿Y qué de las primeras reflexiones filosóficas en torno al lenguaje de Platón y Aristóteles? Comprendo la posición de la hermenéutica analógica-icónica como una ontología, pero ¿por qué la llaman ontología débil?, es verdad, en parte porque no cae en absolutismos, porque le rehuye a la abstracción ajena a devenires distantes, pero ¿por qué usar la palabra "débil"? ¿No será además por su poca capacidad de propagación? ¿Cómo esperar alcanzar, a partir de cierta incertidumbre, una nueva tecnología o aplicación de la técnica, que es al final de cuentas la condición que hace de escuchar los absolutos algo terrible?

Dos preguntas: ¿por qué un predominio de la oscuridad y no de la luz en el lance hacia la comprensión del otro? ¿Cómo se tiene el compromiso por una desesperanza esperanzadora? Creo que esto último es tarea del corazón, entonces ¿qué es una desesperanza esperanzadora?

Unknown dijo...

¡Hola! Me presento: Mi nombre es Daniel y estudio Comunicación y periodismo en la UNAM, tengo 25 años. Confieso que soy muy torpe en aquello de internet,y mucho más en lo de los blogs; sin embargo se me ocurrio teclear algo relacionado filosofía y apareció este blog. Me dio mucha felicidad encontrarme conque existe alguien que también comparte el gusto por la filosofía, en especial por la hermenéutica y, sobretodo, por Mauricio Beuchot. Esto ya que no he sido muy afortunado en toparme con alguien que en realidad se remita a la lectura de Beuchot. Me parece que tu ensayo es muy acertado y agudo, es agradable que te interese mirar a la poesía bajo la lente de Beuchot.

Quizá te preguntes el por qué me gusta la filosofía. En realidad hace algnos años estuve muy metido en la filosofía y en particular en la hermenéutica, ahorita no es que haya perdido interés, más bién estoy anclado por un rato, mientras termino la tesis -ya que no encontré asesor en la carrera cuando intenté plantear como tema de tesis aquello que denomino Comunicación del Entendimiento Comprensivo, en donde retomo la hermenéutica, pero sobretodo a Beuchot- en la lectura de periodismo literario).

Bien, aprovecho para hacer una aclaración al comentario que te hizo Zeyrus hacerca de que la hermenéutica de Beuchot no cae en absolutos. En primer lugar hay que distinguir entre la hermenéutica clasica que se ha dado desde heráclito, platón (lease el diálogo de Ión que le fue muy util a Gadamer, pues se plantea la idea del Hermenesus: interprete), Schleiermacher, Dilthey, Haidegger (a quien los existencialistas consideran existencialista,los fenomenólogos, fenomenólogo, y algunos hernenautas, hermenauta) Gadamer ( a quien se le debe la hermenética filosófica, no porque antes no halla existido, si no porque él conjuntó distintos pensamientos al respecto y genero el método más propiamente hablando -a pesar de las imprescindibles bases de J. J. Rembrach)Ricoeur, Vattimo, Levinas, etc. La mayoría de ellos cree que no hay absolutos, Vattimo lo justifica con el argumento de que el hombre (con el claro eco del alemán que escribio "humano, demasiado humano", y tomando dicha afirmación)es un "ser rememorante" y, por lo tanto "distorcionante"; además va más allá e intenta rematar con su intento de clausurar "la metafísica fundamentacionalista" con su propuesta de "ontología nihilista". Beuchot en su ensayo "Sobre la oportunidad y la necesidad de una hermenéutica analógico-icónica", contradice la idea del alumno de Gadamer. Beuchot escribe que no hay razón para estigmatizar la ciencia de los principios y las causas (metafísica), pues esta es necesaria. Con ello lo que quiere decir es que no se trata de pugnar por un relativismo (equivocisso), ni tampoco por un absolutismo (univocismo), sino que (fiel a su idea patristica de encontrar un tercer cuerno al toro, acorde con su influencia platónica de encontrar un tercer elemento que resuelva todo conflicto dilematico)cree en "un relativismo relativo". En este además de que no hay antinomia, se aceptan la existencia de los absolutos (Por ejemplo: Dios para quien participa de esta idea o absolutos de la ciencia pos-cartesiana como la gravedad)y de lo relativo (como, ahora sí, los mencionados por Vattimo).

Creo que lo que ha vitalizado el pensamiento de Beuchot, es que sigue la máxima hermenética que expuso Gadamer en "Verdad y Método": "Sólo lo silenciado convierte lo dicho en palabra que pueda alcanzarnos". Es decir, el ha tenido la disposición suficiente para escuhar al (y lo) otro, aunque siempre con un espiritu crítico (Hay un refrán que solia decirse constantemente en la Salamanca del renacimiento y Beuchot cita en su "Tratado de hermenéutica analógica", y que creo viene como anillo al dedo en este punto: "Concede poco, nunca niegues, pero distingue siempre"). Por último creo que Beuchot sabe aplicar parte de la máxima triadica de la hermenéutica: interpretación, comprensión y explanación.

Disculpa si he sido muy extenso, pero la verdad es que estoy muy emocionado de que exista alguien a quien también le apasione la hermenéutica.

Por último, te dejó con parte de un ensayo sobre hermenéutica que realicé. Espero que dicho encuentro fortuito sirva para que me hagas algunas críticas o, de menos, para que yo sepa si has leído el enorme comentario. Te dejo mi correo por si sirve de algo: dahermes1(aquí va arroba pero en el teclado de mi computadora ya no sirve el arroba y no sé cómo ponerlo)gmail.com

UN MÉTODO DIFERENTE: MAURICIO BEUCHOT Y SU HERMENÉUTICA ANALÓGICA -ICÓNICA

Mauricio Beuchot, para quien “la hermenéutica es el arte y ciencia de interpretar textos, entendiendo por textos aquellos que van más allá de la palabra y el enunciado”, retoma la subtilita, pero modifica la subtilitas intelligendi por subtilitas implicandi. Además de que les da un nuevo orden de aplicación:

“En primer momento tocaría a la sintaxis, que corresponde a la subtilitas implicandi y no a la subtilitas explicandi (…) Después de la formación y transformación sintácticas, que son implicativas por excelencia, vendrá la subtilitas explicandi correspondiendo a la semántica (…) Y finalmente se va a la subtilitas applicandi, correspondiente a la pragmática (lo más propiamente hermenéutico), en la que se toma en cuenta la intencionalidad del hablante, escritor o autor del texto y se lo acaba de insertar en su contexto histórico-cultural.”

Este filósofo toma como base teórica a Rembrach y Ortiz-Oses para afirmar que: “El método de la hermenéutica es la subtilitas, la sutileza, en sus tres dimensiones semióticas de implicación o sintaxis, explicación o semántica y aplicación o pragmática.” Por lo cual, adhiere la subtilitas a su postulado teórico en lo que denomina: Hermenéutica Analógico -Icónica. El fundamento icónico, y su relación directa con la analogía, lo obtuvo del compuesto de Peirse del signo icónico: la metáfora, el diagrama (lo analógico) y la imagen. Además, no hay que soslayar (como rastreo de la tradición) que también siguió muy de cerca en sus planteamientos al Cardenal Cayetano, como bien se lo apunta Raúl Alcalá.

Beuchot argumenta en sus postulados que la hermenéutica (que tiene por fuerza que ser analógica) se requiere en donde hay polisemia, ya que en donde existe el univocismo (hermenéutica positivista) no tiene cabida la interpretación. Sin embargo, en el multivocismo equivocista (hermenéutica romántica) ésta tampoco es posible, no tiene caso. Luego entonces, el multivocismo analógico es “la puerta”. Además, ya que éste es más cercano al equivocismo que al univocismo, se requiere del estudio taxonómico de “proporción” y “atribución” para determinar la probabilidad de cada interpretación.

El intérprete tiene que internarse en los textos escritos e hiperfrásticos (los que son mayores que la frase porque “van más allá de la palabra y el enunciado”) para analizar sus diversos signos y formarse un interpretamen que permita una interpretación más ad hoc con el sentir del autor del texto y su particular horizonte hermenéutico-semántico. En resumen: debe existir una relación comunicativa entre texto, autor y lector.

También conviene realizar un análisis de la estructura del texto, así como una comparación tanto de otros textos directamente elaborados por el autor analizado, los que aluden a ellos o los que tratan temas semejantes. Esto para llegar a su verdad sintáctica y semántica.

El análisis pragmático es conveniente, ya que permite insertar al autor del texto en su propio campo histórico-moral-perceptivo, así como realizar un traslado comparativo a nuestro presente interpretativo. Esto ya que recordemos que el texto es algo viviente y adquiere vigencia siempre que exista alguien dispuesto a dialogar con él.

¡ADIOS!